Elevas la avioneta hasta la altura normal de vuelo y te diriges hacia Miami. Por radio, vuelves a retransmitir lo visto al guardacostas. Aunque es demasiado pronto para estar seguro, estás convencido de que la gente que estaba allí eran Paula y su familia. No puedes evitar sentirte orgulloso de tí mismo.

En cuanto aterrizas, Silvia y tú corréis al aeropuerto a telefonear al guardacostas.

-Acabo de mandar aviso sobre un bote salvavidas amarillo que estaba flotando en el canal noreste de la Providencia, entre Eleuthera y la isla del Gran Ábaco -le dices al oficial-. ¿Me podría decir quién iba en el bote?

-Todavía no tenemos noticias -te responde-. Llame en una o dos horas.

¿Cómo vais a esperar tanto tiempo? Aunque la tensión os ha quitado el hambre, Silvia y tú intentáis distraeros comiendo una pizza. Cuando por fin volvéis a llamar al guardacostas, éste os dice:

-Sí, ya tenemos lo nombres del grupo de aquel bote salvavidas -escuchas atentamente mientras él te va leyendo unos nombres desconocidos.

¡No era la familia de Paula! Se te cae el alma a los pies. Tendréis que reemprender vuestra búsqueda mañana.

 

FIN

 

Comenzar una nueva aventura